martes, octubre 25, 2005

¿Por qué no funcionan la Terapias?

Cristobal nos comenta: "Me ha dejado impresionado este pensamiento de Rombach (1987): Quien no modifica de manera real y eficiente las condiciones de vida de un sujeto, no modifica a este sujeto."
Luego, hace esta interesante reflexión: "No basta con unas intervenciones más o menos circunstanciales sobre el psiquismo humano; es preciso, sobre todo, intervenir en la realidad vivida del hombre, es decir, en el mundo de la convivencia. Debe buscarse el mundo verdadero, porque el hombre que ha encontrado su mundo es, en el sentido más profundo y armónico.
Las terapias psicológicas o logopédicas o farmacológicas no funcionan a la larga. Como mucho en un primer momento, se observa beneficio en el paciente (y el psicólogo o logopeda, que cobra), beneficio que no es más que efecto placebo o remisión espontánea. O el efecto hola-adiós.
A la larga, las cosas vuelven a estar donde estaban, porque no se ha intervenido en "la realidad vivida del hombre, es decir, en el mundo de la convivencia".
También cabe señalar algún caso muy extraño de remisión total de síntomas, pero residual.
La entrevista y la terapia psicológica es un encuentro entre extraños, donde uno paga y otro cobra a cambio de beneficios anímicos. Un encuentro en el que, en el caso de la tartamudez, uno de ellos no comparte la esencia del que paga: lo que es.
Al no intervenir en "la realidad vivida del hombre, es decir, en el mundo de la convivencia" y no compartir la identidad social, apenas se produce beneficio duradero. Puede servir para actuaciones puntuales pero dudo su beneficio en terapias largas, y menos en tartamudez. Pero creo que lo más importante es: <>.
Las condiciones de vida nos remiten a aspectos objetivos, externos a la vida psíquica del sujeto. Por eso la mejor terapia para quien está estigmatizado es la pareja o matrimonio (con hijos y demás familia) y el trabajo. Con trabajo y familia se cambian las condiciones objetivas: es la única terapia que funcionan a largo plazo. Haciendo hincapié en lo externo, en lo que está de la piel para fuera. Nunca en lo de la piel para dentro. Eso se cambia solo, cuando se ha cambiado lo externo.
Cristobal Loriente
Octubre - 2005

viernes, octubre 07, 2005

Fernando opina sobre qué tenemos que hacer con nuestra tartamudez

Creo que lo primero que tiene que hacer un tartamudo con su tartamudez es aceptar que efectivamente existe un problema, un problema que aparece cuando quiere, con quien quiere y donde quiere.

Pocos normofluidos saben de nuestros silencios, nuestros cambios de palabras, nuestras evitaciones, nuestras extrañas excusas o nuestras frases inconexas. La tartamudez no se caracteriza precisamente por unos síntomas lógicos, la tartamudez parece (a los ojos y los oídos de nuestros interlocutores) un problema que se da en personas pusilánimes, torpes, nerviosas y con una capacidad intelectual bastante limitada.

Nosotros tenemos que ser un poco más listos, un poco más fuertes, un poco más tolerantes (también con nuestra tartamudez), un poco más empáticos y un poco más simpáticos que el resto de la población normofluída. En definitiva, nos cuesta demostrar nuestra validez para "andar por la vida" mucho (varios pocos hacen un mucho), más que al resto de los mortales.
Hay que saber que la tartamudez no se cura, que puede mejorar, pero no se cura. Que hay varios métodos para lograr esa mejoría. Que hay que leer mucho y estar muy informado para tratar de comprender y entender lo que es la tartamudez (frase genial de nuestro amigo Pedro) para tratar de "saber" lo que más nos interesa. No hay reglas, la ilógica tartamudez se niega a un orden.

Los investigadores estudian nuestro cerebro y parece ser que tenemos algunos problemas en el mismo. Esos problemas que tenemos en nuestro cerebro dignifican nuestro problema ya que vienen a confirmar a la sociedad que no tenemos nada de lo que avergonzarnos, al igual que pasaría con una persona con cualquier otra patología.
FCM 07/10/05

domingo, octubre 02, 2005

Los profesionales necesitan formación

El pasado 27 de septiembre, refiriéndose a los terapéutas que tratan la tartamudez, Pablo hacía el siguiente comentario: "En general los terapeutas que he conocido tratan de ahogar, esconder, eliminar la tartamudez cuanto antes. No intentan estudiarla, analizarla, enfrentarla tal como es. Quieren evitarla desde el principio, huir de ella. Se estremecen a su contacto, no soportan ver a sus pacientes tartamudeando y por supuesto no son capaces de ponerse en su piel y tartamudear ellos mismos en situaciones comprometidas. La tartamudez es así enfrentada desde una posición de desconocimiento. Intentan cambiar algo que ni siquiera han identificado. Aplican los mismos ejercicios a un caso severo que a uno leve, a un tónico que a un clónico, a un chico de 17 años que a un señor de 50. Yo creo que los terapeutas necesitan mucha formación."

Yo coincido con muchos de los comentarios que hace Pablo; pienso que, con algunas excepciones, los profesionales que tratan la tartamudez, tienen un gran desconocimiento acerca de nuestro trastorno. Lo que hacen, lo hacen con buenas intenciones, pero carecen de los conocimientos necesarios para que el tratamiento arroje los resultados que todos deseamos. Les hace falta formación, leer acerca de la tartamudez, oir a los tartamudos, estar al tanto de lo que sucede en el mundo de la tartamudez...

Nosotros los Tartamudos, sin querer pecar de pedantes, estamos dispuestos a ayudarles en este sentido. ¿Quién mejor que nosotros para darles a conocer qué nos pasa y cómo quisieramos que nos trataran?